Reorganizando Operaciones Mentales
Nos encontramos frente a una situación que obliga a reinterpretar vínculos, prácticas y conceptos, para atender nuevas necesidades y las ya existentes, que ahora se visibilizan con obviedad. Desde su comienzo, la pandemia generó, mediante el aislamiento social, una fuerte intervención en todos nuestros procedimientos ordinarios; en el ámbito de la salud, de la educación, de la política, de la economía, del trabajo, del hogar, entre otros.
Ahora resulta, de manera notable, que no funcionan ciertos mecanismos a los cuales estábamos acostumbrados a acceder, para las nuevas bases, y entonces se nos presenta, inevitablemente, la oportunidad para dudar y cuestionar lo que se trataba en nuestro día a día. Esto último, produce conciencia sobre nosotros y quizás nuevas visiones; mientras, nos adentramos en el conflicto entre lo conocido y las nuevas propuestas. Es necesario abordar diferentes alternativas y niveles de trabajo en los que desarrollen diferentes procesos cognitivos. Y es en este sentido que contamos con la taxonomía de Bloom, pero ¿Qué es una taxonomía y quién es Bloom?
La taxonomía es un sistema teórico y operativo de clasificación de los objetivos del proceso de aprendizaje-enseñanza, agrupándolos en áreas o niveles funcionales que van de lo simple a lo complejo, de lo inmediato a lo mediato. Es una respuesta a qué es lo que el alumno tiene que aprender para adquirir el conjunto de competencias necesarias para el dominio de una materia dada.
Benjamin Bloom, nacido en 1913, fue un psicólogo y pedagogo estadounidense
que realizó contribuciones relacionadas con el campo del aprendizaje y el
desarrollo cognitivo, además de un aporte significativo a la taxonomía de
objetivos de la educación, la cual ampliaremos a continuación.
La taxonomía de Bloom se basa en la idea de que las operaciones mentales pueden clasificarse en seis niveles de complejidad creciente. El desempeño en cada nivel depende del dominio del estudiante en el nivel o los niveles precedentes. Por ejemplo, para ser capaz de evaluar, la o el estudiante tiene que disponer de la información necesaria, comprender esa información, ser capaz de aplicarla, de analizarla, de sintetizarla y, finalmente, de evaluarla.
Para Bloom cualquier tarea favorece, en mayor o menor medida, a uno de los tres ámbitos (también llamados dominios) psicológicos principales: cognoscitivo, afectivo, o psicomotor. Por lo que a cada ámbito le asigna objetivos o metas de la enseñanza, por ejemplo: Al ámbito cognoscitivo, es decir, a nuestra capacidad de procesar y de utilizar la información de una manera significativa le asigna el conocimiento, la comprensión, la aplicación, etc. Al ámbito afectivo, referido a las actitudes y a las sensaciones que resultan el proceso de aprendizaje se le adjudica el recibir, responder, valorar, etc. Y al ámbito psicomotor, quién implica habilidades motoras o físicas, le otorga metas como la producción, adaptación ejecución, etc.
Estás clasificaciones las basa en la idea de que no todos los objetivos educativos son igualmente deseables. Por ejemplo, la memorización, si bien es una cualidad importante, no es comparable a la capacidad de analizar o de evaluar. En la siguiente imagen veremos lo dicho hasta ahora de forma más estructurada. Notaremos que cada ámbito tiene un orden jerárquico dándole mayor prioridad cuanto más arriba de la lista esté.
En la imagen podemos apreciar algunos cambios que fueron hechos a lo largo de los años, entre ellos, por los discípulos de Bloom, David Krathwohl y Lorin Anderson. Quienes, 50 años después, retomaron sus ideas e introdujeron algunas alteraciones que podremos ver, de forma resumida y traducida, en un extracto de:
Tal vez, el cambio más contribuyente es en el ámbito cognitivo donde cambian “Síntesis” por “Crear” y “Evaluación” por “Evaluar”, mientras permutan de posición en la clasificación de objetivos deseables.
Ahora bien, los verbos utilizados hasta aquí no atienden los nuevos objetivos, procesos y acciones que surgen por la integración de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en el aula moderna. Entonces, ¿Cómo podemos llevar estos conocimientos a una clase rodeada por las TIC? Es aquí donde se manifiesta el doctor Andrew Churches, que al igual que los discípulos de Bloom, se centró principalmente en el ámbito cognitivo, organizándolo en 3 apartados (Adquisición de Conocimiento, Profundización del Conocimiento y Creación de Conocimiento) y en cada uno de ellos propone seis niveles, fases o acciones que la o el estudiante, con la utilización de la tecnología, debe ir superando para que se produzca un verdadero proceso de aprendizaje.
Te recomiendo un mini video, el cual te será de ayuda en la comprensión e indagación de este viaje desde Bloom hasta la era digital.
En síntesis, tenemos una estructura
que organiza y clasifica objetivos que requieren de la utilización de
las TIC, a los cuales se les otorga un orden de prioridad ya que, como dijimos
anteriormente, no todos los objetivos educativos son igualmente deseables. Pero
bien, esto sucede dentro de cada ámbito por lo que podemos preguntarnos ¿Hay un
orden de prioridad entre estos ámbitos? ¿Es posible que la o el estudiante se destaque en
todos? ¿Cuál ámbito es requisito cumplir para que el sistema educativo
considere al estudiante “aprobado”?
Para no profundizar en creencias o
teorías antiguas que ya son de índole especulación o conocimiento, prefiero ir
directamente al grano. No debe de exigirse cumplir con un ámbito en específico
ya que cada ser humano tiene una combinación única de inteligencia, es lo que
nos afirma el Dr. Howard Gardner en su teoría de las Inteligencias
Múltiples. En ella, las inteligencias múltiples se combinan y se utilizan en
diferentes grados, de manera personal y única. Por lo que, cada persona tiene
su propio perfil intelectual, es decir, es más competente en algunas
disciplinas y menos en otras.
Gardner sostiene que la irrupción de las nuevas tecnologías nos obliga a educar a las y los estudiantes de forma distinta, es decir, permiten facilitar la labor del docente en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Hoy en día existen muchas metodologías de innovación educativa que permiten trabajar y estimular todas las inteligencias y personalizar el aprendizaje, como los ordenadores, tablets, celulares, netbooks y otros dispositivos electrónicos.
Este contexto desconocido, que es la pandemia, conlleva a reinventarse a cada paso, para adaptar lo que conocemos a nuevas situaciones. De esta manera, en cada oportunidad, aprendemos y desaprendemos, y surgen nuevos cuestionamientos, nuevas reflexiones, y por ende diversas propuestas, que merecen ser escuchadas para construir colectivamente de aquí en adelante. Aprovechando la presencia de un punto de inflexión podemos lograr cambios, como la reorganización de las diferentes operaciones mentales con ayuda de las nuevas tecnologías, que acompañen positivamente y den frutos en la educación; que pueden requerir mayor predisposición pero se rodean por humanidad y buenos valores.
“Las comunidades más grandes en las
cuales los jóvenes ahora residen son comunidades en línea”
Dr.Howard Gardner
Fuentes consultadas:
-Taxonomía de Bloom: Definición y utilidades, por equipo Pedagógico de Campuseducacion.com, 12 mayo, 2020.
-Taxonomía de Bloom para la Era Digital, Andrew Churches (Kristin School), Febrero 11 de 2020.
-Anderson y Krathwohl: Revisando la Taxonomía de Bloom, Eduarea's blog, 9 de noviembre de 2014.
-Niveles de aprendizaje cognitivo programados y evaluados por los docentes de las escuelas académico-profesionales de obstetricia de las universidades del Perú, Bustios Rivera Pedro, 1997.
-Taxonomía de Bloom al rescate, Manel Rives, 27 de marzo del 2020.
-¿Quién Fue Benjamín Bloom? por Edualianza Sigeduc.
-50 frases de Howard Gardner sobre inteligencia y educación, por Marta Guerri, 1 mayo 2021.
-Inteligencias múltiples, por San Cristóbal: Centros Educativos.
Excelente entrada.
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